Dioxinas y furanos

La Mesa de Trabajo por el Cierre de la Incineradora de Valdemingómez es una coordinadora formada por las entidades Ecologistas en Acción Madrid, la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM) y el Grupo de Acción para el Medio Ambiente (GRAMA).

Trabajamos para conseguir el cierre de la incineradora de Valdemingómez desde la base de un nuevo modelo de gestión de los residuos a través de los principios de la economía circular y el residuo cero.

Nuestras exigencias específicas al Ayuntamiento de Madrid son las siguientes:

El diseño y ejecución de un Plan de Cierre de la Incineradora de Valdemingómez, que respete los plazos previstos en la Estrategia de Prevención y Gestión de Residuos de la Ciudad de Madrid, fijados en la reducción de la incineración al 50% en 2022 y cierre definitivo en 2025.
El control constante y adecuado de las emisiones y las inmisiones de contaminantes orgánicos persistentes en el entorno del Parque Tecnológico de Valdemingómez. Y la publicidad de dichos datos.
La creación de una Comisión de Seguimiento del Plan de Cierre de la Incineradora de Valdemingómez, participada por entidades vecinales y ecologistas.

HAY RAZONES PARA CERRAR LA INCINERADORA

Existen multitud de razones para el cierre de la incineradora. Se trata de una tecnología desfasada, cara, insalubre, despilfarradora de recursos y generadora de gases de efecto invernadero.

Razones económicas:

La incineración es el sistema menos eficiente, más caro y que menos empleo genera en la gestión de residuos sólidos urbanos.
El coste medio de la tonelada tratada mediante incineración en Las Lomas es de 50,47€/t, muy superior a los 39,19€/t de La Paloma o los 28,95€/t de Las Dehesas que emplean otros tratamientos.
Madrid no obtiene ningún beneficio de quemar residuos en la Incineradora: los beneficios de la energía que se crea van íntegramente al bolsillo de URBASER.
La energía producida es mucho menor que el ahorro energético que se obtendría con la recogida selectiva y el reciclaje de la misma cantidad de toneladas de residuos.

Razones de salud:

La incineración es peligrosa para la salud y existe numerosa evidencia científica que lo avala.
Las emisiones contienen bencenos y metales pesados, además de dioxinas y furanos, compuestos químicos muy perdurables en humanos.
Las dioxinas y los furanos son Contaminantes Orgánicos Persistentes, relacionados directamente con el incremento del riesgo de contraer diversos tipos de cáncer y enfermedades graves (el linfoma no Hondgkin, malformaciones congénitas, etc.).
El Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III en 2012, concluyó que “existe un incremento significativo del riesgo de muerte por cáncer en las localidades próximas a incineradoras e instalaciones para la recuperación o eliminación de residuos peligrosos”.
Un estudio de evaluación de la incidencia para la salud de las emisiones procedentes del parque Tecnológico de Valdemingómez publicado por el Ayuntamiento de Madrid en enero de 2019 revela que los valores de dioxinas y furanos detectados en el Ensanche de Vallecas triplican los obtenidos en la calle Montesa del distrito de Salamanca.

Razones ambientales:

La Incineradora para funcionar necesita residuos que evita que sean reciclados, por lo que mantenerla afecta negativamente a estrategias de Residuo Cero, en las que se cierran todos los ciclos de los materiales.
La incineración emite significativamente más gases de efecto invernadero (CO₂ y N₂O) que agravan las consecuencias del cambio climático, que otras técnicas de tratamiento de residuos.
La incineración produce residuos, que han de depositarse en un vertedero: vertidos líquidos, chatarras, escorias y cenizas. El 10% de lo que se incinera acaba en vertederos, el 3% de escorias en vertederos de inertes y el 7 % de cenizas en vertederos especiales para sustancias peligrosas.

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